Atacama está gritando, y lo hace con tu ropa

Lo que tiramos aquí… está contaminando allá. La verdad incómoda del mayor vertedero textil del mundo.

Cada vez que compras y tiras ropa “por si acaso”, alguien paga el precio. Hoy, ese alguien está en el desierto de Atacama, en Chile, donde miles de toneladas de ropa usada —incluida la nuestra— están destrozando el ecosistema.

Imagen creada por Rastro Ripollet

Imagínate un desierto. No con dunas doradas. Con montañas de vaqueros, camisetas, sujetadores y botas que nadie quiso.
Eso es el desierto de Atacama, Chile. Uno de los lugares más áridos y hermosos del mundo, convertido ahora en el mayor vertedero textil del planeta.

Y no es una metáfora poética. Son cifras reales: cada año llegan más de 59.000 toneladas de ropa usada a través del puerto franco de Iquique, gran parte proveniente de Estados Unidos y Europa. Sí, Europa. Sí, España. Sí, tú y yo.

Imagen creada por Rastro Ripollet

¿Qué hacemos con lo que no queremos?

Donar ropa suena noble. Tirarla, rápido. Pero nadie te cuenta qué pasa después.
Lo que las marcas no venden lo exportan a lugares donde no hay leyes que regulen qué se hace con ello. Y allí, donde no hay recursos para clasificar ni reciclar, termina todo en descampados, quema al aire libre o abandono en vertederos ilegales.

La ropa no desaparece. Quema, se pudre, libera microfibras, y contamina tierra, aire y agua.
El “fast fashion” no solo dura poco en tu armario. Dura siglos en el planeta.

La respuesta viene desde el mismo desierto

Pero hay luz. Tres jóvenes chilenos —Ángela Astudillo, Jean Karla Zambrana y Bastián Barría— decidieron no mirar para otro lado. Fundaron Desierto Vestido, una ONG que rescata parte de esa ropa abandonada, la limpia, la repara y la vende a bajo coste bajo el nombre Recommerce Atacama.

En marzo de 2025, lanzaron su primera colección: prendas recuperadas del basurero, transformadas en piezas con historia, y se agotó en cinco horas.
¿El mensaje? Sí hay otra forma de consumir. Y sí se puede hacer con estilo.

Lo que pasa allí tiene todo que ver contigo

En España, cada año se tiran más de 900.000 toneladas de ropa. Solo un 10% se reutiliza o recicla. Lo demás va a vertederos o se “exporta” (traducción: se manda lejos para que deje de ser nuestro problema).

Pero el planeta no tiene esquinas. Lo que tiras aquí, aparece allí. La ropa que no se vende en Barcelona, puede acabar en el desierto de otro país.
Y ese desierto ya no aguanta más.

¿Y ahora qué?

Comprar menos, sí. Pensar más, también. Pero sobre todo: valorar lo que ya existe.
Comprar segunda mano no es solo ahorrar. Es evitar que otra montaña de camisetas sin dueño acabe quemándose en el fin del mundo.

En Rastro Ripollet, cada prenda es una pequeña rebelión contra esta locura. Porque reutilizar es resistir. Y porque cada vez que eliges ropa que ya vivió, estás evitando que otra se muera antes de tiempo.

🔗 Fuente:

Cada camiseta que tiras tiene un destino. Algunas terminan ardiendo en Atacama.
Scroll al inicio